De este modo, como es tradición, la procesión de la Cofradía de Angustias fue la encargada de iniciar los desfiles procesionales de la ciudad, abriéndose paso por los barrios de Esteiro y el Pilar a partir de las 11.30 horas, pero antes fueron muchas las personas que asistieron en el que para muchos es uno de los momentos más participativos de la Semana Santa, la bendición de los ramos, que en este caso tuvo lugar en el atrio del santuario de Nuestra Señora de las Angustias. En esta procesión, que discurrió por las calles Carlos III, Ánimas, Avenida de Esteiro y Ramón y Cajal, adquiere un especial protagonismo la banda de cornetas, tambores y gaitas de la cofradía, cuyas piezas se caracterizan por un marcado acento festivo.

Muchos son los ferrolanos que cada año participan de esta primera procesión de la semana y, antes de que ésta concluya, se acercan a ver la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, que escenifica la Cofradía de Dolores, que partió a las 12.45 de la Plaza de Amboage, justo después de la bendición de las palmas y ramos de olivo o laurel. También Amboage congregó este año a más fieles que el año pasado, movidos tal vez por la buena climatología. Tras este el acto de bendición, la imagen de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén recorrió las calles Real y Dolores sobre los hombres de las portadoras de la cofradía.
Si el ritual de las palmas y las primeras procesiones que discurrieron por la mañana se caracterizaron por la marcada afluencia de personas, el desfile de la tarde, protagonizado por la Cofradía de la Orden Tercera y la imagen de la dramática escultura del Ecce Homo, también gozó de gran expectación, no en vano se trata de uno de los desfiles más tradicionales de la ciudad departamental en estos días, cuya escultura es obra de maestro del siglo XVIII José Gambino.
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