Martes Santo

las ocho de la tarde, inmediatamente después de la celebración del tradicional Besamanos a la Virgen de la Soledad, salía de la capilla de la Orden Tercera la procesión del Cristo de la Buena Muerte. Seis penitentes de la Hermandad portaron sobre sus hombros esta talla obra del escultor David Dosantos Feal, una pieza realizada por encargo en el año 2004 con el fin de sustituir a la cruz del siglo XVII que actualmente se expone en la capilla de la Hermandad.

Acompañado por tres bandas de música (OJE, Agarimo y Angustias), 270 cofrades y el batallón del cuartel general de la Región Militar Noroeste, el Cristo de la Luz y la Buena Muerte recorrió las inmediaciones de la capilla hasta llegar a la iglesia del Socorro para realizar ante la Virgen la tradicional ofrenda floral. El año pasado (ante la ausencia de penitentes) la talla fue sobre un trono, lo que le impidió acceder al interior del templo. Ayer, ya a hombros de seis portadores, pudo entrar acompañado por todos los cofrades de la Hermandad. Una vez terminada la ofrenda, la procesión continuó con su recorrido por la calle Merced, Benito Vicetto y San Francisco hasta el interior de la capilla.

Prácticamente a la misma hora que se recogía la Orden Tercera, la Cofradía de Dolores iniciaba desde la plaza de Amboage la procesión de Jesús Atado a la Columna, el Cristo del Socorro y la Santísima Virgen de la Esperanza. Una procesión a la que las mujeres ferrolanas miran con especial cariño, porque fue bajo la advocación de la Virgen de la Esperanza cuando la Cofradía de Dolores creó en 1984 el primer tercio femenino, conocido popularmente como el de la marcha verde por ser su hábito de estos colores.
Abre el desfile la imagen de Jesús maniatado y sujeto a una columna con visibles signos de flagelación en su cuerpo. La talla pertenece a la Hermandad desde 1967 y es obra de Massagué. El trono sobre el que viaja fue portado por cofrades del Santísimo Cristo de la Misericordia.
Unos metros más atrás caminaba sobre los hombros de los portadores de San Juan Evangelista el paso del Cristo del Socorro, imagen propiedad de la Congregación de la Hijas de Cristo Rey que para la celebración de la Semana Santa ceden la talla a Dolores. Representa el momento en que Cristo es izado en la cruz. Inmediatamente después aparecen los penitentes descalzos y cargando sobre sus espaldas con pesadas cruces de madera.

Antes de la llegada de la imagen de la Virgen de la Esperanza, desfila el Cristo de la Penitencia portado a hombros por otros tres cofrades del tercio penitencial. Esta talla procede de la capilla del colegio London y fue donada a la Cofradía de Dolores por la familia Langtry.
La imagen de la Virgen de la Esperanza cerró la procesión ante miles de devotos. Al tiempo que las portadoras guardaban la talla en el interior del templo, las bandas de música interpretaron “Una madre no se cansa de esperar”, protagonizando de este modo uno de los momentos más emotivos del último desfile celebrado el Martes Santo.