Ferrol miró al cielo durante toda la jornada. Las predicciones meteorológicas apuntaban a posibles lluvias y el cielo lució encapotado buena parte de la tarde, pero finalmente el tiempo dio una tregua y no pasó por agua ninguna de las cuatro procesiones que desfilaron ayer por las calles de la ciudad. Los más precavidos lucían paraguas, pero afortunadamente se quedaron sin abrir.
La primera de las salidas fue la del Cristo de los Navegantes, el desfile en el que el mayor protagonismo recae en las gentes del mar, que acompañan a la imagen de Jesús en su recorrido por el barrio. Es la más popular y la que no está adscrita a ninguna de las cinco hermandades de la Semana Santa ferrolana.
La Cofradía de la Merced celebró a las siete y media de la tarde su primer desfile, que se inició en su capilla, ubicada en la plaza de Amboage. Este año, pese a que la austeridad se ha impuesto entre los organizadores de las celebraciones de la Pasión de Cristo, la hermandad ligada a la orden de los padres mercedarios ha desfilado con una novedad: dos estandartes que han sido confeccionados por la modista Isabel Saavedra.
Ferrol era ya un hervidero cuando se inició esta procesión en la céntrica plaza, aunque muchas personas que presenciaron el desfile, en el que los portadores sacaron a hombros el trono de la Virgen de la Merced y el Cristo Redentor en la Cruz, volvieron a presenciarlo en las calles del corazón de A Magdalena.
La banda de gaitas del Toxos e Froles, la de tambores de la Asociación Cultural Diversidad, de Santiago de Compostela, y la de Acotaga, de Ferrol, pusieron la nota musical en el desfile.
En la calle Real, en un Miércoles Santo como el de ayer se dan cita todos los clásicos de un FTV (Ferrolano de toda la Vida): presenciar un abarrote generalizado y comprobar como en la Semana Santa la gente no deja pasar la oportunidad de tomarse un helado y, tanto jóvenes como mayores, de comer incesantemente paquetes y paquetes de pipas.
También el entorno del Cantón se llenó a las nueve de la noche de gente para presenciar la procesión del Cristo del Perdón y María Santísima de los Desamparados, que se inició en el santuario de las Angustias y recorrió parte del casco histórico. La banda de la cofradía -la única de las cinco de la ciudad con una agrupación musical propia- y la de Ortigueira acompañaron a los pasos, también los únicos de la Semana Santa que no son portados por cofrades, debido a su elevado peso.
La primera de las salidas fue la del Cristo de los Navegantes, el desfile en el que el mayor protagonismo recae en las gentes del mar, que acompañan a la imagen de Jesús en su recorrido por el barrio. Es la más popular y la que no está adscrita a ninguna de las cinco hermandades de la Semana Santa ferrolana.
La Cofradía de la Merced celebró a las siete y media de la tarde su primer desfile, que se inició en su capilla, ubicada en la plaza de Amboage. Este año, pese a que la austeridad se ha impuesto entre los organizadores de las celebraciones de la Pasión de Cristo, la hermandad ligada a la orden de los padres mercedarios ha desfilado con una novedad: dos estandartes que han sido confeccionados por la modista Isabel Saavedra.
Ferrol era ya un hervidero cuando se inició esta procesión en la céntrica plaza, aunque muchas personas que presenciaron el desfile, en el que los portadores sacaron a hombros el trono de la Virgen de la Merced y el Cristo Redentor en la Cruz, volvieron a presenciarlo en las calles del corazón de A Magdalena.
La banda de gaitas del Toxos e Froles, la de tambores de la Asociación Cultural Diversidad, de Santiago de Compostela, y la de Acotaga, de Ferrol, pusieron la nota musical en el desfile.
En la calle Real, en un Miércoles Santo como el de ayer se dan cita todos los clásicos de un FTV (Ferrolano de toda la Vida): presenciar un abarrote generalizado y comprobar como en la Semana Santa la gente no deja pasar la oportunidad de tomarse un helado y, tanto jóvenes como mayores, de comer incesantemente paquetes y paquetes de pipas.
También el entorno del Cantón se llenó a las nueve de la noche de gente para presenciar la procesión del Cristo del Perdón y María Santísima de los Desamparados, que se inició en el santuario de las Angustias y recorrió parte del casco histórico. La banda de la cofradía -la única de las cinco de la ciudad con una agrupación musical propia- y la de Ortigueira acompañaron a los pasos, también los únicos de la Semana Santa que no son portados por cofrades, debido a su elevado peso.
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